Ahogándonos en un vaso de agua
Llega la época de huracanes y con ella el caos. Como nos gusta el drama. No hacen más que anunciar una tormenta y lo menos que hacemos es preocuparnos, como buenos puertorriqueños que somos es otra excusa para hacer fiesta.
Las filas en las gasolineras son interminables, abarrotamos los supermercados y nos llevamos TODO (incluso aquello que no se puede cocinar sin electricidad y lo que se va a dañar sin refrigeración).
Este año 2011 lleva lloviendo meses largos sin cesar, algunos días no se ven ni dos pies hacia el frente en la carretera cuando uno va guiando. ¿Se hace algo al respecto? No. Todos de patitas a la calle. Se va el agua, se va la luz, se inunda todo peor que si hubiese aviso de tormenta, pero no es hasta que hay una tormenta oficial que se toman medidas de precaución.
Los medios nos descontrolan. Informan acerca de lo que pasa pero con un aire de terror. Rápido empiezan a dar alertas, a cerrar lugares, a cancelar servicios y a mandarnos a comprar. Les encanta que entremos en pánico y les demos de que hablar.
Le dicen a uno por ahí viene, por ahí viene, por ahí viene, está fea la cosa y después se disipa, no pasa nada. Entonces, suena uno mal agradecido cuando se queja de que la tormenta no pasó. No es que uno quiera que pase, pero después de tanta advertencia, tanto meterle miedo a uno, hacerlo comprar suministros, llenar el tanque, decir que no salgamos a la calle, uno espera poder justificar esos esfuerzos.
El colmo es que haya que dar instrucciones de congelación de precios porque si no los comercios se aprovechan de las necesidades de todos.
Quizás es que saben que de otro modo las personas no reaccionan. Están en todas las de perder, porque si lo anuncian caótico y no pasa los criticamos, y si lo anuncian muy leve y después hay una tragedia, también.
Entiendo que los protocolos están ahí para protegernos y se agradece. Hay que dar gracias de que tenemos los medios para saber de ante mano que viene una tormenta. Hay países como Haití por donde pasan los huracanes y ni se enteran, no les da tiempo de prepararse y aunque les diera no tienen muchas opciones.
No critico el proceso, critico el modo.
El problema es el sensacionalismo. En Puerto Rico las tormentas son el momento que tienen los meteorólogos y las autoridades públicas para brillar. Anhelan el paso de una tormenta para así poder demostrar lo buenos que son en su trabajo y lo capaces que son de resolver los desastres.
Boletín informativo: La mitad de los desastres que advienen
con el paso de una tormenta son el resultado directo de las
malas condiciones en la infraestructura de esta isla.
¿Y de quién es culpa eso? De las administraciones que después se dan golpes de pecho por sus habilidades de resolver los desastres que pudieron haber evitado en primer lugar.
En Puerto Rico sopla un vientito y se va la luz. A veces creo que es hasta por chiste. En días sin tormenta llueve interminablemente y la luz se va de vez en cuando, pero cuando anuncian tormenta, a pesar de que no llueva, se la llevan como porque sí, porque si no se va no es normal. La última tormenta que anunciaron cayeron cuatro gotas, soplaron dos ráfagas y se fue la luz por sobre 30 horas en diferentes sectores de la isla, incluso en áreas del sur por donde no había ni llovido.
Del mismo modo, caen cuatro gotas y se inunda todo. Vemos como normal los baches en las carreteras y los expresos. ¡Eso no se supone que suceda! Quizás durante una tormenta masiva podemos esperar que se inunden algunas áreas, pero no como resultado de las lluvias normales de todos los días. En un país tropical donde se sabe que la lluvia es el pan nuestro de cada día, las construcciones de carreteras deben hacerse basándose en este fenómeno, pero evidentemente no se hace.
Nos quejamos de la lluvia, pero no es “la lluvia” la culpable, son las personas que construyeron y el modo en que lo hicieron. La mala planificación, la remoción terrenos donde no se debe, es lo que causa los derrumbes y las inundaciones. Se crean unas planicies y unos desniveles que provocan que el agua corra hacia ciertas áreas donde de otro modo no hubiese llegado y las inunde. Los ríos se salen de su cauce, pero quienes construimos a su alrededor fuimos nosotros, el río ya estaba ahí.
Si ya se sabe que ciertas áreas se inundan, ¿por qué no aprovechar los tiempos buenos para resolver estos problemas para que así después no tengan que empezar a remendar? Porque repito, nos encanta el drama. No arreglamos las cosas para así hacerlo más emocionante. Si no hay unos cientos de refugiados y miles de sectores sin luz y sin agua no hay tormenta.
En el gobierno como que se entusiasman cuando viene un huracán. Mientras más cercano a las elecciones, mejor. Después del desastre vienen las reparaciones y los trabajos que hacen para remendar lo que se dañó. Estos remiendos a su vez se proyectan como mejoras. De este modo a las personas se les olvida lo que ha pasado y se acuerdan de lo más reciente.
Yo personalmente de lo que me acuerdo es de las inundaciones, las horas que paso sin luz y los jackets impermeables de los gobernadores que son icónicos del evento.
Aquí estoy esperando que en cualquier momento se vaya la luz con las UNO cards listas para el torneo.
¡Excelente!
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