¡A los perritos también les da sed!

Este verano los calores han estado fuera de control.  Me echo agua en la cara para refrescarme y aún así a los 30 segundos estoy sudando.  Me baño con agua fría y empiezo a sudar antes de que se me seque el pelo.  Los riñones los tengo de show porque no paro de tomar agua.  Algunos días trabajo en oficina con aire, pero la mayoría de los trabajos los hago desde casa y con el costo de la luz no se puede prender el aire todo el día, así que me derrito. 

¿Lo más triste de todo?  Cuando miro para el lado tengo a mis perritos casi desmayados en el piso buscando algún pedazo de loseta que esté fresquito.

Gente, ¡los perritos también padecen de calor!

Uno se puede levantar y servirse 10 vasos de agua, ellos no.  Ellos dependen de que uno esté pendiente.  El agua en estas temperaturas se calienta a las millas.  Tienen que cambiársela por agua fresca constantemente, hasta hielo les pueden echar y al menos la refrescan por más tiempo.

Estén seguros de que tengan un lugar con sombra para guarecerse.  Bajo ninguna circunstancia los dejen bajo el sol.  Se deshidratan y sufren.

Tampoco los lleven a la playa.  Dejen eso para cuando esté más fresco.  Y si lo hacen, al igual que siempre, con agua en todo momento y sombra.  Si no les llevan una sombrillita donde guarecerse ni los lleven.  Eso es abuso en todo su esplendor.

NO SE OLVIDEN DE LOS QUE ESTÁN EN LA CALLE

Piensen que si los de sus casas están sufriendo, los que no tienen hogar están mil veces peor.  Carguen en sus carros con un galón de agua y platos desechables, y si les queda de frente algún pobre animalito con la lengua por fuera, paren un segundo y sírvanles agua.  Quizás nadie en la Tierra se los va a agradecer, pero les aseguro que se están ganando el Cielo.

Manejen con cuidado, el calor y la deshidratación les afecta y los desorienta, así que pueden estar caminando sin rumbo, y son más propensos a tirarse a la calle y sufrir un accidente.  Estén pendientes, por favor.

Dichosos los perritos con dueños especiales y aquellos que reciben la ayuda de un buen samaritano.  ¡Qué Dios los bendiga!