Lo que está adentro
Todo el mundo sabe el chiste de que los padres se esmeran
comprándole los mejores juguetes para Navidad a los niños, especialmente cuando
tienen como 2 ó 3 años, y a fin de cuentas los niños se entretienen más jugando
con la caja donde vino el juguete que con el juguete.
Esto es una conducta que no creo que dejemos muy lejos
aún ya adultos. No es que andemos
jugando con las cajas de lo que compramos, pero sí nos deslumbramos con el
paquete sin considerar lo que hay adentro.
Nos impresionamos más con la idea de algo y muchas
veces la envoltura es muy distinta a lo que hay adentro, pero como ya estamos antojados,
nos convencemos de que también nos gustó lo que vino adentro.
Hay cajitas bien bonitas, bien llamativas. Shiny. A veces las abres y encuentras el producto
completo con instrucciones, pero otras veces las abres y le faltan piezas, es refurbished, te das cuenta que alguien
lo compró y lo devolvió antes que tú, o simplemente están vacías. (Y ya la caja no está tan bonita como antes,
porque la abriste arrancándole los cantos por no tener la paciencia de buscar
unas tijeras).
Sí, es como triste cuando eso sucede. Más bien, decepcionante. A veces sacrificamos mucho para obtener ese objeto,
nos privamos de aquellos zapatos o de aquella comida, o de aquel viaje porque
tenemos los ojos puestos en una cosa en específico. Otras veces podemos sacrificar hasta la
integridad misma. ¿Todo para que después
no sirva? Es una pena. Mas no por eso tenemos que obligarnos a que
nos guste. No tenemos por qué tratar de
cambiar nuestro modo de pensar o convencernos de que quizás funcione, aún
sabiendo que no es lo que queremos, o nos merecemos. No.
Hay cajitas que es mejor no abrirlas, dejarlas ser
cajas y mirarlas de lejos.
¡Total! ¿A
quién tratamos de engañar? La descripción
del producto está en la misma caja, sabemos exactamente qué vamos a encontrar
adentro antes de abrirla, no querer leer las especificaciones es problema
aparte.
En el peor de los casos, si lo que vino dentro del caja
no es, pues, no es. No es el fin del
mundo. Pueden jugar con la caja un rato antes
de devolverla, pero no se queden con algo sólo porque ya lo compraron. No dejen expirar la garantía.
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