Cuando sea feliz
Me encuentro día a día
con personas que en lugar de vivir el momento, basan su felicidad en un evento
futuro. Cuando me gradúe, cuando
revalide, cuando me case, cuando tenga un hijo, cuando tenga el segundo, cuando
me retire, cuando tenga nietos, etcétera.
No se disfrutan el momento, preocupándose por el qué será.
El problema con esto es
que, aún cuando van logrando cada una de estas "metas", no bien lo
tienen y ya están pensando en lo próximo.
No es tanto naturaleza
humana como conducta aprendida. Desde
que nacemos tenemos la presión de llegar a la próxima etapa. Naciste. ¡Qué bueno! Ahora, sonríe, vírate, gatea, párate, camina,
corre, habla, etcétera.
Es más, hasta cuando
alguien fallece, no pensamos en lo que vivió, sino en lo que no llegó a ver. Vio a su bisnieto nacer, pero nunca lo vio
caminar, decir sus primeras palabras, etcétera.
Por generaciones nos
hemos acostumbrado a vivir de este modo.
Es una sociedad en la que lo "próximo" siempre se estima mejor
que lo actual. Tienes un celular nuevo
en las manos y ya te están diciendo que viene el siguiente, lo cual no te
permite disfrutar el que tienes.
Creamos la noción de que
la felicidad no la poseemos, de que la felicidad se encuentra en otro lugar. Ni siquiera en otro lugar, en otro tiempo.
¿Qué tal si el "futuro"
nunca llega?
Nunca seremos felices.
No podemos basar nuestra
felicidad en eventos futuros que pueden o no llegar. No se trata de no tener aspiraciones, se
trata de que si en todo momento nos concentramos en lo que viene y dejamos
pasar desapercibido lo que tenemos de frente, nunca seremos completamente
felices.
La vida no se puede
planear al detalle, porque nunca se da así. Tanto esperarlo y planearlo lo que hace es que
cuando llegue ese momento "tan esperado" ya no parezca tan fantástico
como lo imaginamos, soñamos y reinventamos.
Lo único que ganamos con
esto es vivir decepcionados. Hay que
encontrar la felicidad en el ahora, porque el mañana puede ser que nunca
llegue.
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