Machismo 102

No hay cosa que me moleste más que escuchar a mis amigas decir que no quieren tener hijas.  Para empezar, es ofensivo, porque nosotras somos mujeres y si nuestros padres hubiesen pensado así, nosotras no estuviésemos aquí.

Más ofensivo aún son los motivos detrás del comentario: “Es que las nenas son alebresta’as y bichas desde chiquitas”.  Eh… Pues, pónganles vergüenza.

Pero el más, más, más que odio es: “Porque con las nenas se gasta mucho más que con los nenes”. WHAT?!

Eh… Eso es sólo si así lo quieren.  En mi casa mi mamá siempre fue equitativa, si el Nintendo 64 que le iba a regalar a mi hermano en Navidades costaba $200.00, pues, me regalaba a mí cosas que sumaran la misma cantidad.  Que yo sepa, un solo regalo de mi hermano costaba más que cinco regalos míos.

Que en la ropa se gasta más, porque para las nenas hay mucha más variedad que para los nenes.  Pues, ¡contrólense!  No tienen que compralo todo.

Y el que inspiró este post, el novio de una amiga que me dijo que: “Mira si con las nenas se gasta más, que hasta la ropa interior sale más cara, porque no sólo necesitan panties sino que también hay que gastar en bracieles”.  ¡Qué cruel!

Después me dijo que el nene le va a pedir un bate y una bola, y que con eso lo mata, pero que la nena le va a pedir que si clases de ballet y un pony.  A lo que yo le dije: “Bueno, ¿quién dice que el nene no te va a pedir clases de ballet?” (Pero esos son otros veinte).  ¿Y de cuándo a acá las clases de taekwondo, o de soccer, o los uniformes de baloncesto no cuestan?

Cuando la novia se introdujo a la conversación y le dije lo que su novio estaba diciendo, su respuesta fue: “Es verdad, yo quiero tener nenes”.

Mujeres, ¡¿cómo van a apoyar comentarios como estos?!  Están perpetuando la idea de que nosotras somos una carga económica, que nuestras necesidades (brassieres, toallas sanitarias,  ginecólogos) son extras, son gastos superfluos y no parte de nuestra naturaleza, derechos que vienen con nuestra condición de mujer.

Le están dando la razón a los planes médicos que cobran extra por cubrir gastos de maternidad, a los hombres que nos quieren hacer ver como gold diggers, que para lo único que servimos es para parir (casi nada, ¿verdad?), a los hombres que les exigen a las esposas mantener sus cuerpos después de parir (pues, yo les exijo que no pierdan el pelo).

Los hombres nacen con el chip machista, es nuestro rol como madres, hermanas, tías, abuelas, maestras, amigas y esposas enseñarles que somos seres humanos, que somos diferentes fisiológicamente, más eso no nos hace una carga.

¿Quién dijo que la norma es ser como los hombres y que cualquier cosa más allá de eso es un extra?

¿Qué tal si en lugar de ver a las mujeres como “más complicadas” empezáramos a ver a los hombres como “incompletos”?  Ni parir pueden, que porquería.  Empecemos a quejarnos de que a los varones hay que circuncidarlos, de que se les nota cuando están excitados, de que se quedan calvos, de que andan por ahí sin maquillaje con los barritos por fuera.  ¿Verdad que suena ridículo?

Gracias a nosotras, a estas tetas que aguanta un brassiere de 40 pesos de Victoria’s Secret, cuyo propósito no es ser grandes para que las aprietes, sino producir leche para alimentar a tus engendros, y que gracias a esta vagina que requiere atención mensual, llegaste tú al mundo y sobreviviste.

De verdad que nosotras somos nuestras peores enemigas.  El machismo no puede existir sin que las mujeres lo apoyen.
 

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