El negocio de morir



 
 La naturaleza es sabia, morimos y nuestros cuerpos se desintegran y vuelven a la nada. ¿Por qué?  Porque no hay espacio ni recursos suficientes en la tierra para acumular cuerpos.  Sin embargo, los seres humanos, en nuestra "infinita sabiduría", insistimos en ocupar espacio aún con los que ya no tienen vida.
 
Como manejamos la muerte es cultural.  A través de los siglos, ya sea por creencias religiosas o para controlar plagas, cada generación ha decidido cómo manejar a sus difuntos y unos ritos han perdurado sobre otros.
 
Lo que me resulta impactante es que se haya convertido en un negocio.  Para mí es sumamente cruel que aún después de muertos, sigamos costando dinero.  En esta sociedad nos han metido en la cabeza que hay que invertir en un funeral y todo lo que conlleva para morir dignamente, y nos hacen sentir culpables si no llenamos ciertas expectativas.  Y si el difunto no dejó todos los preparativos listos en vida, le toca a los familiares sacar de donde no tienen para hacerlo. Hay que darle la oportunidad a “amigos” y familiares de decir “adiós”.  ¡Y que Dios nos libre de no hacerlo!  Yo no creo en ir a hacer espectáculos en la funeraria, pienso que el que no estuvo ahí en vida pudiendo estarlo, no lo merece después de la muerte.
 
Lo peor de todo es que, no sólo basta con hacerlo, sino que hay que hacerlo de manera que le de gusto a los demás.  Hay quien se fija en cómo se ve la funeraria, qué caja escogieron, cuán grandes son los arreglos de flores y demás está decir que hasta critican cómo se ve el muerto.
 
Los cementerios están abarrotados.  No hay espacio para tanta gente.  Ahora mismo el Cementerio Nacional de Bayamón está a punto de llenarse.  Era de esperarse, es una isla pequeña, de por sí estamos a capacidad.  Si los cuerpos se enterraran sin caja, directo en la tierra, menos mal, pero tras de que nos entierran en cajas de acero, nos meten en cemento. ¿A quién se le ocurrió esa maravillosa idea?  Ah, claro, a uno que se dio cuenta de que se podía lucrar del asunto.
 
El otro día me enteré de que si no has terminado de pagar por el espacio en el cementerio (o algo por el estilo), ¡el cementerio tiene derecho a remover el cuerpo!  ¡¿En serio?!  ¿Quieren crueldad más grande?  Tras de que sufres una pérdida, tratan a tu ser querido como una cuenta más a pagar.
 
Absolutamente todo revuelve alrededor del dinero, no hay respeto.  Lo que hacen es jugar con los sentimientos de las personas que buscan conservar los restos de sus seres queridos en un lugar que consideran sagrado, donde los pueden visitar y así sostener la ilusión de que no los han perdido. 
 
Cuando yo me muera, que me cremen y me hagan una misa, el que me quiera ver, que me vea en vida.


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