¡Se acabó el racionamiento!
¡Se acabó el racionamiento! ¡No la sequía gente, el racionamiento!
Ahora no se luzcan botando agua, que cualquier día de estos deja de llover. Cójanlo con calma.
Pero, ¡¡qué felicidad!!
Poder bajar el inodoro sin pensarlo dos veces; levantarme a la hora que quiera sin poner alarma, porque, si no, se llevaban el agua sin haberme podido lavar el pelo; bañarme sin el pánico de que si eran las 8:55 me podía quedar a mitad con el shampoo en el pelo; y no más corajes cuando después de que hacía todo esto corriendo se llevaban el agua a las 11:00.
Ya no tengo que planear mis días de playa alrededor de si hay o no hay agua para sacarme la mogolla de salitre con sunblock después. Sumándole a la ecuación que podía ser que yo tuviese agua ese día, pero quien fuese a ir conmigo no.
Es cierto que muchos ofrecían sus casas. (Gracias) Yo recibí amistades para que se dieran buenos baños cuando creía que Guaynabo City era intocable, silly me, pero la realidad es que ya fuese por vagancia o pudor rara vez uno aceptaba la oferta.
No más sobreanalizar qué cocinar basándose en cuáles comidas son más o menos complicadas cuando de reguero al prepararlas se trata. Who am I kidding, yo no cocino, pero mi mamá la pasó muy mal. No más platos sucios de la noche anterior esperando a ser lavados con el agua blancuzca que retornaría el día después.
Yep, life is good.
A mis amigas que les tocó parir y cuidar a un recién nacido en pleno racionamiento, ¡son unas titanas! A las que están por parir ahora, ¡qué suerte tienen! Y para todos los que estaban locos por dejar al novio o a la novia, pero no lo hacían porque él o ella tenía agua potable en su casa, you are now free to do so!
Y todavía uno por ahí se pregunta “Por qué le estamos dando gracias a Dios por la lluvia, si vivimos en una isla en medio del trópico, en temporada de huracanes, la cual históricamente es época de lluvia. Que, ¿qué de divino tiene este proceso natural que lleva ocurriendo cíclicamente por millones de años? [sic]”
¡Dude, por todo lo antes dicho! ¡Le doy gracias a Dios, a Agüeybaná, al Flying Spaghetti Monster, y a quien me de la gana! ¡Y hago la danza de la lluvia también!
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