¡Mis hijos están hechos unos monstruos!

¿En qué momento se viró la tortilla y los padres empezaron a rendirles pleitesía a los hijos?

Yo no sé si es generacional, porque realmente no me imagino a mis padres siendo nada más que respetuosos con sus padres, pero en mi corta vida me ha tocado ver como los padres permiten que sus hijos dicten sus vidas.

Padres que le ponen un carro nuevo en las manos a los hijos para que vayan a la universidad (y jangueen toda la noche), que no dejan que trabajen “para que se concentren en sus estudios” (como si se les fuera a caer un canto por hacer las dos cosas), que los días libres de los muchachos salen a su hora de almuerzo a llevarles comida a los manganzones que están tiráos viendo tele en la casa y que hipotecan sus casas para pagar una boda.  ¡Por favor!  Y que los hijos acepten que sus padres hagan esto por ellos y no tengan la madurez de decir que no, es un claro ejemplo de que les ha enseñado que se merecen todo sin dar nada a cambio.

No sé qué es lo que pretenden lograr con esta conducta.  Si se creen que ésta es forma de ganarse el respeto y el cariño de sus hijos están bien equivocados. 

Entre los adultos se confiesan los problemas económicos que tienen pero a los cinco minutos se llenan la boca diciendo que en las navidades les regalaron a los hijos 3 Lacoste, 2 iPods, prendas Tiffany y que están pensando sacar un préstamo para pagarles el viaje de graduación a Europa, que ni ellos mismos se han podido dar.

No tienen dinero ni para pagar las cuentas pero no se los dejan saber a los hijos.  ¡Imagínense qué vergüenza!  Para colmo, si se los dicen, los mocosos son tan atrevidos que la reacción es: “Pues allá tú, ¿quién te manda?  Tú me tuviste y me lo tienes que dar”.  Me quedo tonta.

Si se dijera que son hijos agradecidos, pero la mayoría son un chorro de malcriados que se creen que se lo merecen todo y se atreven a despreciar a sus padres, a gritarles, y a mandarlos a callar cuando les hablan.  ¿Cóóómooo?  Si yo me hubiese atrevido a hacer alguna barbaridad como ésa escupía los dientes.

Traté, porque todos tratamos, todos nacemos con la tendencia a ser malcriados, a que se nos suban los sumos, pero ahí es que entra la disciplina y, ustedes me perdonan, pero una buena nalgá a su debido tiempo no viene mal.

No veo cual es el taboo de hablarles con la verdad a los hijos.  Si tu realidad es una, ¿por qué hacerlos ajenos a la misma?  La familia es una unidad, un equipo, como decimos en mi casa.  Todos tienen que cooperar para mantener la casa, respetarse y apreciar lo que cada uno aporta.  No es todo de un sólo lado, los padres están para cuidar y educar dentro de sus habilidades, no para complacer al punto de sacrificar sus propias necesidades.  Quizás si les hablan claro aprenden a apreciar más a sus padres y los esfuerzos que hacen por darles lo que tienen.  A mí en todo momento me hablaron con la verdad y yo no me he muerto.  Al contrario, considero que me hizo una persona mucho más consciente.

¿En qué momento se les enseñó a los jóvenes que se lo merecen todo?

Muchos padres lo hacen para competir entre sí y llenar el ojo entre sus amistades, y no se dan cuenta que lo que están dejando por adultos en este país es escoria.  Es todo una pantalla.  No se trata de lo que sus hijos piensen de ellos sino de cómo se proyectan como padres ante el resto del mundo.  Si quieres que te consideren buen padre, educa, enséñales a ser respetuosos, trabajadores, eso es lo que la gente va a admirar, no la ropa con la que anden y los juguetes con los que jueguen, y si lo que admiran es tu proyección económica es momento de que evalúes la gente con la que te rodeas.

Dicen: “Mi hija está hecha una comemierda”.  Pero lo dicen en un tonito jocoso, como si les alegrara que fuera el caso para poder quejarse y competir con sus amigas sobre cual hijo es más rebelde.  Si son buenos se llenan la boca diciendo que están hechos unos malcriados y si son unos h.p. dicen que son buenísimos.  El punto es siempre tener de que hablar.

¡Despierten!  Si quieren competir entre ustedes compitan con cosas para ustedes, pero no usen a adolescentes difíciles como fichas en un juego, porque después pagamos todos por el producto de esas joyitas que están echando al mundo.

¿Lo más triste de todo?  Que por más que los complazcan eventualmente se van a ir y si no les enseñan a respetar sus esfuerzos como padres, no se van a preocupar por ustedes tan pronto y dejen de necesitarlos.  Van a haber sido infelices toda la vida dejando los cantos por unos seres que nunca les fueron recíprocos.

Comentarios

  1. todo lo que dices es tan cierto, me parece increible que tan jovencita seas tan conciente, dale un beso a tus padres, porque lo hicieron muy bien, ojala lo hubiese hecho con mis hijos.

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  2. Realmente describes a los jóvenes que se levantan y a los padres que creen que dándoles todo a los hijos se proyectan como los mejores.
    ¡Bravo! Mejor expresado, lo dudo.

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