El deporte favorito de Puerto Rico

Qué horrible es ver como las personas se agreden en la calles, se insultan y escriben barbaridades en las redes sociales por defender a un partido y a un líder que, a la hora de la verdad, ni sabe quiénes son.

Ser fanático de la política equivale a ser fanático de algún equipo deportivo.  A fin de cuentas, los jugadores lo que hacen es eso, jugar, entretener al público.  Echarse millones al bolsillo a costillas de otro mientras que tú los miras de lejos, peleas por ellos y ganen o pierdan no logras absolutamente nada.

Las elecciones son el deporte favorito del Pueblo de Puerto Rico.  Nos pintamos de un color, nos dividimos en bandos y damos una batalla hasta la muerte.  Es increíble, pero es más fácil hablar de sexualidad y religión que de política.
 

Gente, abran los ojos.  Tener un ideal es fantástico.  Tener la oportunidad de elegir tu gobierno de manera inteligente sin que nadie te imponga lo contrario es una bendición.  Sin embargo, no podemos idolatrar mortales.

En época de elecciones en este país las leyes no aplican.  Personas en four tracks por el expreso, niños, adultos, apiñaos en guaguas y baúles con los brazos por fuera.  En tiempo muerto me paran por “comerme” una luz amarilla y anoche dos Jeeps repletos de adolescentes hasta en la capota viraron en U desde un tercer carril, dispuestos a chocar a los que iban por la vía que les correspondía.  ¿Y la policía?  Nada.  Se limitaba a desviar el tráfico para que las caravanas invadieran las avenidas principales de Guaynabo.  ¡Qué bonito! 

Hasta donde yo sé la policía no está recogiendo votos.  ¿Qué pierden entonces con imponer la ley?  ¿O es que las personas están tan agresivas e inaccesibles que les tienen miedo?  Con tanta violencia y masacre que ha ocurrido en los últimos años es un milagro que no haya habido intercambio de balas en este caos.

Yo quiero saber qué sucedería si yo montara una caravana y bocineara con la música al máximo después del 6 de noviembre.  ¿Me van a multar por alteración a la paz?

Ya mañana son las elecciones 2012.  Iré a votar con la esperanza de que mi voto se haga valer.  Sinceramente, algo tan sencillo como ver que no se hagan valer las leyes en las carreteras para acomodar los intereses de unos cuantos me hace dudar del proceso.

El 7 de noviembre, si Dios quiere, todo volverá a la “normalidad”.  Pasaremos a criticar a la administración prevaleciente en su día a día, a descubrir quién se robó qué, si tenemos suerte resolveremos unos cuantos asesinatos de esos “tan imposibles de resolver” y en tres años y medio tendré que enfrentar un aumento en el desorden social nuevamente.
 
 

Comentarios

  1. En eso hemos permitido que se convierta Puerto Rico, en un "quítate tú pa' ponerme yo"... ¡¿Qué nos pasa, Puerto Rico?!

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