La damisela en apuros
En los cuentos de hada el príncipe siempre rescata a la princesa y nunca le echa en cara todas las que pasó para rescatarla. En el mundo real, no tanto.
Las mujeres somos orgullosas, nos “rescatamos” a nosotras mismas, somos las más que podemos, queremos demostrarle al mundo que somos independientes, pero no siempre actuamos acorde.
Cuántas mujeres me han dicho que salen con alguien, aunque no les guste, para “sacarles una comidita”. ¡Uy, que feo! Eso te pone en una posición de reciprocidad y si no eres recíproca, quedas como una aprovechá. Cosas así son las que nos dan mala fama. Para unas cosas somos feministas y para otras somos la “damisela en apuros”. Tenemos que decidirnos, o somos autosuficientes o no lo somos, pero no podemos jugar un rol dual a conveniencia.
Tan incómodo que es salir con alguien que de primera intención no te gustó, por aquello de darle el break y ver si cambias de parecer, imagínense hacerlo a propósito, a sabiendas de que no te gusta y no te va a gustar, y que lo estás engañando haciéndole creer lo contario. ¡Ay no! Si yo quiero comerme algo me lo pago y si no tengo el dinero, no me lo como. Pero aguantar compañía poco grata por ahorrarme un par de dólares, no gracias.
Hay una diferencia bien grande entre que te inviten a comer y lo aceptes porque gustas de la compañía de esa persona y que lo aceptes porque quieres “que te paguen”.
Hay una diferencia bien grande entre que te inviten a comer y lo aceptes porque gustas de la compañía de esa persona y que lo aceptes porque quieres “que te paguen”.
"Pues, allá él. Yo nunca le dije que me gustaba.
Si quiere que salga con él que pague".
Yo sé que vivimos en un mundo machista donde injustamente se espera que como mujeres nos comportemos de una manera y en el cual a los hombres se les dan más libertades. El problema está en que, a veces, en el intento de igualarlos terminamos denigrándonos. Hay maneras y hay maneras de hacer las cosas.
Los hombres son iguales o más chismosos que nosotras mismas, tenemos que cuidarnos de las malas lenguas. No se trata de que seamos las más santas, pero tampoco vamos a dar pie a que nos falten el respeto.
Los hombres son iguales o más chismosos que nosotras mismas, tenemos que cuidarnos de las malas lenguas. No se trata de que seamos las más santas, pero tampoco vamos a dar pie a que nos falten el respeto.
Lo más probable la intención de él es pagar, pero al menos hagan el gesto de sacar la cartera. Si él dice que no, pues no, pero les aseguro que va a apreciar el gesto. Lo que sí, no se queden de brazos cruzados mirando para el techo o escojan ese preciso momento para ir al baño, porque les molesta ¡un montón! Me fui en el viaje de las cenas, pero esto se extiende a todo lo demás, ropa, zapatos, viajes, etcétera.
No sean frescas, déjenle lo de gold digger a otra que le haga más falta.
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